Los caballos negros son Las herraduras son negras Sobre las capas relucen Manchas de tinta y de cera. Tienen por eso no lloran De plomo las calaveras Con el alma de charol Vienen por la carretera. Jorobados y nocturnos, Por donde animan ordenan Silencios de goma oscura Y miedos de fina arena. Pasan si quieren pasar, Y ocultan en la cabeza Una vaga astronomía De pistolas inconcretas. Por las calles empinadas Suben las capas siniestras, Dejando detrás fugaces Remolinos de tijeras. En un aire donde estallan Rosas de pólvora negra, Cuando todos los tejados Eran surcos en la tierra. Avanzan de dos en fondo, A la ciudad de la fiesta. Un rumor de siempre Vivasinvade las cartucheras. Avanzan de dos en fondo, Doble nocturno de tela. El cielo se les antoja Una vitrina de espuelas. La ciudad, libre de miedo, Multiplicaba sus puertas. Cuarenta guardias civiles Entran a saco por ellas. Los relojes se pararon, Y el coñac de las botellas Se disfrazó de noviembre Para no infundir sospechas. Por las calles empinadas Suben las capas siniestras, Dejando detrás fugaces Remolinos de tijeras.