Exiliado en la cripta de las callejuelas, Que hacen del olvido una rutina, Aniquilando segundos de vida, De unos retratos mal pintados, Haciendo pernoctar sus manos, Mientras se cubrían de achaques, Solo con el regocijo de haber, Degollado sus derrotas, Que por ser libre dejo la tierra y su cordon umbilical, Y nado en el inmenso mar de la soledad, Que por ser libre le dio de lao a cualquier realidad, Que no sea otra que la de luchar por volver, A la tierra que le vio nacer, Divagando por entre tantas preguntas, Que se pegan siempre a la piel, Sobando en los cartones que nacieron pa otra función, Y acabaron siendo colchones, Que si hace falta rebuznar, que no se olviden de que hay coces, y patadas que rompen el alma, y patadas que rompen el alma,