Con un par de paredes no hay quien detenga, sí, no hay quien detenga: la furia grande, la voz marina, los elementos encadenados mano con mano. Con un par de maderos nadie ha podido, no, nadie ha podido: parar el viento, cortarle el soplo, hacerlo ajeno, emparedarlo, aprisionarlo. En esta hora hermanos tengamos muy presente: que no es con una gota que se hace el aguacero: que para llover fuerte se necesitan, sí, se necesitan: todas las lluvias todas las furias. No basta con el hierro en las ventanas, sí, en las ventanas, ni las heridas que nos hirieron; el hombre crece se hace semilla, vuelve gavilla. Con una bayoneta no se detiene, no, no se detiene: la minería de la conciencia la rueda gira, la vida quema, la hora llega.