Ven a beber conmigo en doce copas doce campanas esta medianoche escucharás al bronce congelado tañendo nuestro adiós con doce voces. Ven a besar conmigo en doce copos la nieve amarga que fundió el invierno sobre la altura de mis sienes y este desamparado corazón que tengo. Ven a morder conmigo en doce gritos los labios de un dolor ya redoblado será la última boca que tú beses cuando vayas camino del ocaso. No bien bebas conmigo el sorbo amargo en la voz gris de los metales ciegos vendrá esta medianoche repicando la eternidad de nuestros dos destierros