Pronto por la mañana suena el despertador, Te tiras de la cama y arrancas el motor. Métele prisa al tiempo, que no pare de correr, Que no te quede un momento y nadie te pueda coger. Ganas velocidad, que no llego ni a verte. Pasas sin parar; trincas lo que te den. El tiempo paró porque no puede cogerte. ¡Baja de ese tren! Miro por mi ventana la vida en la que crees. Tú produce y trabaja; yo andaré del revés. Sales de buena tarde; coge el coche otra vez. Tantos caballos locos, y no te puedes mover. Cuando acaba el atasco, empieza el televisor. —Hoy no, que estoy cansado; cambia el can*l, mi amor. Miro por mi ventana la vida en la que crees. Tú consume y trabaja; yo andaré del revés.