Tengo un pánico Copanico fulero, que si veo alguna barra yo me aterro más aún si es una barra hecha de hierro y la quieren estrellar en mi balero. A las barras yo les tengo un miedo enorme, si son bravas me producen mil temores, pero existen barras bravas aun peores como aquellas que se visten de uniforme. Una barra puede ser peligro fiero, más las barras peligrosas son aquellas que pretenden soguzgar al mundo entero y al pasar suelen dejar profundas huellas. Esas barras a las cuales me refiero son las barras combinadas con estrellas. Tengo un pánico copánico fulero a las barras más salvajes y piratas a esas que vienen de saco y de corbata y te roban la esperanza y el dinero. A las barras las distingo desde lejos me emocionan las comparsas y las murgas me divierten sus canciones de festejo me dan asco cuando esconden a los pungas. Una barra debe ser para el encuentro de los pibes que se quieren en el barrio y combaten el bajón y el desaliento de este tiempo que nos pega con un caño de las barras solo hay una que yo quiero... la que goza y sufre por el millonario.