Yo era un trova-tur en la Habana, filántropo de los basureros y me pasé las noches y el alba, negra, cantando sólo para extranjeros. La moneda con que me pagaban no cabía en ningún monedero por eso cuando me registraban, baby, no podían encontrarme el dinero. Yo era un virus tropical, latinlover comunista traficando con la revolución y con sus puntos de vista. Mezcla de Eusebio Leal con ministro sin cartera. Yo lo mismo citaba a Carlos Marx que a Doña Lydia Cabrera. Yo las llevaba al Malecón y muy serio les mostraba donde fue que desembarcó Colón junto a Rodrigo de Triana. Y donde Hemingway pisó adoquines de madera y para colmo cantaba en la mayor "Guajira Guantanamera". Eu falando portugués pasaba por brasileño pero fui sorprendido en un hotel cuando imitaba a un porteño. Me viraron al revés, me apuntaron en la lista y me dijeron: si te quieres perder, vuélvete a hacer el turista. Y Dios que es la inconsciencia de mi alma me castigó por ser tarambana y un día de octubre en medio del viento, baby, yo me casé con una cubana.