Cuando te vi llorabas escondida en una esquina del jardín pues ser feliz quedaba a diez kilómetros del círculo infantil. Pero te mimé toda, te presté mi tete, te di mi carriola. Pensé que me tenías inquina me hiciste tragar toda tu plastilina. Yuneisi te quiero, no te hagas la dura. Dame una mordida de tu raspadura. Y nos perdemos en intelectuales laberintos para saber por qué tenemos los pipís distintos. Intercambiamos flujos de catarro con antojo, me diste tus impétigos yo te pegué mis piojos. Cuando te vi tenías el color de un chocolate y descubrí que mi abuela intentaba segregarte. Pero jugamos, cabezas locas, a meternos cosas sucias en la boca: lombrices vivas, cabos de cigarro, pedazos de pan viejo, envueltos en fango. Yuneisi te quiero, tus padres me asustan, el juez los separa, y el diablo los junta. Cuando te vi la "seño" te cargaba en sus rodillas y a cocotazos te hacía tragar la horrible papilla. Y protestamos, no éramos pocos, si no hay chupa-chupa me como los mocos. Por defenderte di el paso al frente: cuando sea grande seré dirigente. Yuneisi te quiero, no sé si me amas, pero te confieso, me orino en la cama