Arde al atardecer entera la ciudad. No hay tiempo que perder si queremos escapar. Intento comprender qué fue lo que pasó. Algo no andaba bien, los celos, qué sé yo. Sé que no, que no hago bien en decir que soy capaz de imaginarla y sufrir tumbadita en el suelo, tomando el sol en cueros. Sol, que despacio vas, no será que te has parado a mirar. No sé qué desayunar estando ella entre croissants. Vuelve, que tengo, vida, las luces encendidas para así comprender, para ver. Vuelve, que me he encontrado un tesoro enterrado que llevo a flor de piel, cuéntame… …¿tu casa donde está? -Entre viento y nieve. No me pienso alejar por si se mueve.