Tal vez las chicas de New York, me gustan más por qué, soñar es fácil y además, es más barato que viajar. Un club de jazz, un whisky, un trío, ponen la música del "film" en que vivo, igual que el león de la "MetroGolding Mayer", abriendo el telón de mis sueños. Cierto, mejor allí, que en el culo del mundo, mejor nada de segunda, que ninguna libertad. Cierto que, ese sueño americano, cada día más lejando, se me muere a mi también. Sea lo que sea, todo tiene un precio, cada Dios un cielo, cada sueño un tiempo, en que debes despertar.