Por aquel tiempo Cri-Crí conoció a la familia Romesgánchez o Ranchosgómez (Cri-Crí tiene el defecto de equivocar apellidos). Recuerda que era gente muy metódica. A las siete; el padre al trabajo; a las ocho: los niños al colegio. La madre quedaba en casa laborando bajo un horario riguroso. Para visitarlos era preciso saber a qué hora recibían, so pena de interferir en el puntual programa de los Ranchasguínez. Los metódicos casi siempre prosperan; esta familia, no. A pesar de su excelente distribución del tiempo, estan más cerca de la pobreza que de la holgura. Cierta noche que Cri-Crí visitaba a los Güemesronchas, cuando sólo le quedaban seis minutos y veinte segundos para despedirse a gusto de los de la casa, tuvo la torpe ocurrencia de aconsejarles la compra de un billete de lotería para tentar a la suerte. El señor Rinchesgrandes enrojeció de cólera. ¿Arriesgar su escaso dinero an algo tan vago, remoto, problemático y fuera de método? Cri-Crí balbuceó que se perdería poca cosa y, como excusa, aseguró haber visto un billete: el 12345 (o sea uno, dos, tres, cuatro, cinco) exactamente a las seis y siete del octavo día de ese noveno mes; el billete en venta en la cigarrería del señor Diez. Tanto por quedarle ya sólo medio minuto de visita como por no alteras más al indignado Chinchesromas, Cri-Crí se despidió apresuradamente. Pero quizá esa extraña sucesión de cifras progresivas haya imprecionado a la familia Ronchisguantes; el caso es que a la mañana siguiente el billete fue vendido a primera hora. Varios días despues los diarios locales y foráneos soltaron el notición: el gran premio imternacional de muchos millones había tocado al billete en poder de la familia Granjasrollos. Con esa debilidad suya de confundir apelidos, Cri-Crí se preguntó si después de todo le habrían hecho caso y, para cerciorase, se dirigio a la humilde casa de los Gimesrunches. De la familia no quedaba rastro; un par de desconocidos vaciaban la casa de triques, trastos y trapos que eran comprados casi en nada por el Tlacuache o Zarigüeya, mamífero que lleva consigo un saco natural, como los canguros.