I Es Maricruz la mocita, la más bonita del barrio de Santa Cruz. El viejo barrio judío, rosal florido, le ha dado rosas de luz. Y desde la Macarena la vienen a contemplar, pues su carita morena hace a los hombres soñar. Y una noche de luna, el silencio rompió la guitarra moruna y una voz que cantó: Estribillo ¡Ay, Maricruz, Maricruz!, maravilla de mujer; del barrio de Santa Cruz eres un rojo clavel. Mi vida sólo eres tú, y por jurarte yo eso me diste en la boca un beso que aún me quema, Maricruz. ¡Ay, Maricruz!, ¡Ay, Maricruz! II Fue como pluma en el viento el juramento, y a su querer traicionó. De aquellos brazos amantes huyó inconstante, y a muchos después se entregó. Señoritos con dinero la lograron sin tardar, y aquel su cuerpo hechicero hizo a los hombres pecar. Pero sólo hubo un hombre que con pena lloró recordando su nombre, y esta copla cantó: Estribillo