Puta mierda, me estoy volviendo vieja, mis manos diestras que han escrito conjuros, dibujado velas en lo oscuro, que te han tocado, están con ganas de quedarse quietas. Mis ojos, antaño de lince, no enfocan, borroso es el mundo. Anteojos, mágico instrumento, se me pierden, ¿Será la hierba o el Alzheimer? A cargar siempre con ellos no me acostumbro. Vida malparida, de la juventud asesina, una calavera bajando paso a paso la escalera. Cuenta regresiva para ser de los gusanos, la comida. Mi voz será infalible, era inquebrantable, mi cuerpo supersaludable. Veloz como gacela, dulce como el Maple, fértil y fecundo, conquisté el mundo. Y el tiempo, implacable, entierra despacio su sable. Vida malparida, de la juventud asesina, una calavera bajando paso a paso la escalera. Cuenta es regresiva para ser de los gusanos, la comida. Si cuando amanece no te duele algo es porque estás muerto, si ya no te preguntan en tu cumpleaños “¿Cómo amaneció?”, Sino: “¿Cómo? ¿Amaneció?”. Si ya no tienes toda la vida por delante, si ya la tienes por detrás. La ignorancia es atrevida, esquiva la sabiduría, pero mientras pueda, tarareo esta música ligera, como testamento suelto al viento esta canción, que es un lamento. Pero mientras pueda, tarareo esta música ligera, como testamento suelto al viento esta canción, que es un lamento.