¡Oh! pajarillo que cantas por las mañanas serenas, por qué a unos les das la dicha y a mí me aumentas las penas? ¿Por qué con tanto rigor has castigado mi amor? Mi sombra te ha de hacer falta cuando te fatigue el sol. Si hasta mi guitarra, llora, con ser madero, vacío, ¿Como no he de llorar yo si me quitan lo que es mío? ¿De qué le sirve al cautivo tener los grillos de plata y el enrejado de oro, si la libertad le falta?