En su ataúd de hierro vive Entre las piedras Nutriéndose de herraduras, Entre las piedras. En los montes el cierzo aúlla Y sale el cóndor de su caja Entre las piedras. Extiende el místico plumaje Entre las piedras. Corre hasta que puede volar, Galopa la cóncava altura Con sus alas. Y picotea el zinc del cielo Acechando El punto inmóvil, el latido Del corazón que se prepara a morir Entre las piedras. Vuela bajando el ciclón negro Y cae como un puño cruel: La muerte espera allá abajo, Arriba, cordilleras. Sube de nuevo a su morada Entre las piedras, Cierra las alas imperiosas Entre las piedras Y otra vez el cóndor duerme En su ataúd.