Cē Ācatl QuetzalCoatl
La primera caña de serpiente emplumada soy yo
OÃdme
Regresaré
Vendrán mis hermanos
Los dioses se convertirán en demonios, los reyes en vasallos, los esclavos
En nada
Los adoradores de Tezcatlipoca anunciarán la llegada
Vienen en multitud, como torrente, levantando torbellinos de polvo
Blanden bastón de hierro, sus lanzas brillan, y sus espadas curvadas
Cortan el viento
Su vestimento es de hierro
Son hombres de hierro que brillan
Van precedidos de perros, salvajes como demonios
Jadeantes, con la lengua fuera
Las orejas gachas, y ojos de fuego
Sus cuerpos van envueltos en hierro, sólo su rostro es visible
Enteramente blanco
Caras calcáreas de cabellos de oro
De barba larga, amarillenta
Son hijos del sol
Hombres barbados que vienen de oriente, y serán dueños de estas tierras
Bajará del cielo el blanco árbol santo
Gavilanes blancos de la tierra que encienden fuego en la punta de sus manos
Recibiréis a vuestros huéspedes barbados, que traen la señal de dios
Vienen a pedir vuestra ofrenda
Arderá la tierra
Todo será esclavitud
El mundo se tornará un mar de tristeza
Todo es fulgor, estruendo
Truena, relampaguea
Todo se inunda de humo
Los jinetes avanzan al lomo de sus caballos
Caballos que relinchan, que hacen trepidar la tierra
Una triste estrella adorna el abismo de la noche
Enmudece de espanto la casa de la tristeza
Favorosa trompeta atruena sordamente en el vestÃbulo de la casa de los
Nobles
Los vivos entenderán
Todo permanece como muerto
Idos! Ya no hay más tiempo
Eso... Eso vendrá
Llegará... OÃdlo... Llegará