Hay en esta ciudad, con su calle y su afán,
una dulce tibieza que siento
palpitar, junto a mí, y al pequeño cantor
que le daba sus notas al viento.
Eras tú, como ayer, que venías a mí
rodeada de tanto misterio,
con tu vieja canción puesta en mi corazón
tras el dulce sonido de un beso.
Y creí en la verdad y este día de hoy
en las nubes que ocultan el cielo
se partió el temporal y un puñado de luz
me cayó entre las manos, hiriendo.
Recitado.
Todo lo que tengo es mi ciudad,
con su gente que viene, con su niño que va,
con su rara tristeza, con su eterno pasar,
con su olor agrio, y dulce, a media humanidad.
Todo lo que tengo es mi ciudad,
con su calle y su música de ciegos,
tal vez arrepentirse y suspirar
por un día, por un beso, por toda esta verdad
que te cala los huesos mañana, al despertar.
Todo lo que tengo es mi ciudad,
un café, dos cigarrillos, un diario para usar,
una avenida, larga, seis cuadras más allá,
y un automóvil nuevo, con gusto a quién da más.
¿Cómo se dice mi ciudad?
¿Cuándo uno es del montón desorientado, por ejemplo?
¿O cuando uno tiene que ir a morir, a la oficina,
cada Lunes, un poco, sin pasado?
Todo lo que tengo es mi ciudad,
con el Domingo, mío, que no viví jamás,
o el Sábado en la noche, o salir a bailar
o a buscar una, amiga, para la soledad.
¿Ha probado, mi amigo, salir a caminar?
¿Ha visto quienes viven en esta, su ciudad?
Les ha visto las caras, los ha visto pelear
por un par de huevadas que no van a durar?
Esta ciudad es limpia, allá afuera, cuando uno quiere verla,
pero hiede por dentro, de sudor animal.
Llámese señorita, llámese caballero,
médico dentista, abogado, poeta, loco, carnicero.
Todo lo que tengo es mi ciudad.
Aquí tengo mi casa, mis hijos, mi mujer, mis razones,
mi amante, mi empleada, mis amigos mejores.
Aquí nacen, un día, mis locas ilusiones,
y se van al ¡carajo! mañana mis canciones.
Todo lo que tengo es mi ciudad,
y la quiero por eso, porque es mía,
porque yo la hice trabajando,
ladrillo a ladrillo, vida a vida.
Porque yo la conservo como es,
vestido de maestra, de obrero, de chofer,
de vago, de esperanzas,
de cosas por hacer.
Todo lo que tengo es mi ciudad.
Tal vez no sea mucho, dirá alguno,
pero es bueno tener estas dos manos, con diez dedos,
para aferrarse al alma de mi tiempo.
Todo lo que tengo es mi ciudad,
con su risa, su llanto y su silencio,
con su papel sellado, su estampilla
su plaza, su farol, su monumento.
Todo lo que tengo es mi ciudad.
Con su grosero siglo de cemento,
con su ruido, su smog, su trago amargo,
y estas ganas de amar que llevo dentro.
Todo lo que tengo es mi ciudad,
y es un inmenso tesoro este que tengo.
Hay, en esta ciudad, un poquito de luz,
escondido tras el rascacielos,
/Si lo voy a buscar, nunca más corazón,
nunca más, corazón, tu canción/ bis.