He llegado a mi casa, como ayer,
he encendido las luces, como ayer,
he besado a los niños, con amor,
el amor que dijiste mantener.
He bebido, en silencio, mi licor
he buscado, en el tiempo, tu color
he mordido, con rabia, la verdad
al saber, impotente, que no estas.
Y sin embargo tengo, todavía,
en un pequeño niño y una niña,
un poco de tu amor, un poco de mi amor,
un poco, nada más, de nuestro amor.
Liquidar la familia resultó tan sencillo,
pagar un abogado, decir esto es tuyo, esto es mío,
dejar un hombre triste, y un corazón dolido,
por estrenar el mundo con un nuevo vestido.
Pero, después de todo, me quedaron los niños,
empeñé hasta mi sangre por conservarlos míos,
si tú pudieras verlos, hoy, jóvenes y tranquilos
dirías comprendiendo, tal vez, fue bueno aquel marido.
El mundo todo es loco, ¿quién puede estar sintiendo
que yo te haya querido, o que te esté queriendo?
la cuestión es bien simple, en cada despertar
los niños me reclaman una nueva mamá.
He llegado a mi casa, como ayer,
he encendido las luces, como ayer,
he besado a los niños, con amor,
el amor que dijiste mantener.