Mi vieja corbata colgada en el ropero,
años olvidada, para ser sincero ya ni me acordaba,
¡qué tiempos aquellos!
Mi vieja corbata, roja, con lunares,
la vieja esperanza, la casa, los padres.
Vaya si han pasado años, desde entonces,
y cómo he cambiado, desde niño a hombre,
traje azul marino, me acuerdo, muy engominado
la corbata roja, zapatos lustrados.
Yo tenía traje, "terno se llamaba",
y era del domingo, fecha reservada
para la polola, Julia se llamaba,
o quizá María, no me acuerdo nada.
Mi vieja corbata, la del baile aquel,
la misma del cine, una vez al mes,
no sé qué me pasa, me da un poco de pena,
y por la corbata no creo que sea.
Y cómo, si estoy "despegado",
ya tengo mi casa,
dos hijos "malillas" y una mujer sana.
Tengo buena renta, lo dicen mis canas,
feriados legales y fin de semana
¿Para qué estar triste? me pregunto, si la dicha es tanta,
tengo hasta una amante cuando me hace falta,
yo vivo una vida muy equilibrada
ahora si usted gusta; dele una mirada.
Me levanto, siempre, muy de madrugada
y me voy corriendo para la "parada",
me queda cerquita y si el bus no espera,
me cuelgo, de un salto, de la pisadera.
Me pongo manguitos, tramito a la gente,
fumo cigarrillos, quince, diez y veinte,
ya me mata el asma, pero eso qué importa,
hay que divertirse, la vida es tan corta.
Nunca me atropello, vivo muy calmado
en medio de tantos tontos apurados
yo los miro a todos, desde mi café,
no saben lo bueno que tiene un exprés.
Mi vieja corbata, cuanto te he esperado,
yo siempre lo dije, viví equivocado,
pero soy cobarde y me daba miedo
decidirme a nada y hacer lo que debo.
Mi vieja corbata: "Qué tiempos aquellos..."
como dice el tango, ese que sabemos,
qué bueno encontrarte, recordar un poco,
mañana comienzo, no hago más el loco.