Estuve enfermo de amores, desde el día en que te fuiste/ bis. Recordando la promesa mi vida, que no cumpliste/ bis. Y aquí voy con tu recuerdo cantándole a la esperanza, de volver a hallar tus besos algún día, en la distancia. Y aquí voy con mi silencio, dolido de tanto olvido, por esos ojos queridos que no veré si regreso. Y me enfermé, poh. Yo creí que eran puros cuentos que uno se enfermaba de amor. Se me olvidó comer y me fui poniendo flaco como el palo'el azaón. Me lo pasaba parao, por ahí, poh, como…jetón. Y mi pairino me decía que no juera exagerao, que no era p'a tanto el dolor. Pero yo la quería, ¡ ay! cómo la quería, nunca había querío tanto, en mi vía. Me salió un grano en la nariz y toos de mí se reían,
andaba sin juerzas y sin ganas, como una vaca paría. ¡Ay! me dieron tantos remedios; que el asiento de agua fría, que una varilla'e ciruelo, que una friega con ortiga. Por ahí de cía mi agüelo que él conocía el remedio, una rama'e canchenlagüe y ponérmela entremedio. Diaulazo el viejo y güeno p'a la talla, se rió de mí dos meses, después se murió, ¡malhaya!, casi sin reconocerme. Yo lloré por el agüelo, lo quise tanto como a ella, el amor es lo más güeno cuando es de aentro p'ajuera. Pero estuve enamorao, igual que usté, igualito, si hasta lipiria tuve, iñor, y caminaba cortito. Y a pesar de que me echaron tallas por toos los laos, viera que lo pasé lindo cuando estuve enamorao.