Estuve enfermo de amores,
desde el día en que te fuiste/ bis.
Recordando la promesa
mi vida, que no cumpliste/ bis.
Y aquí voy con tu recuerdo
cantándole a la esperanza,
de volver a hallar tus besos
algún día, en la distancia.
Y aquí voy con mi silencio,
dolido de tanto olvido,
por esos ojos queridos
que no veré si regreso.
Y me enfermé, poh.
Yo creí que eran puros cuentos
que uno se enfermaba de amor.
Se me olvidó comer
y me fui poniendo flaco como el palo'el azaón.
Me lo pasaba parao, por ahí, poh,
como
jetón.
Y mi pairino me decía que no juera exagerao,
que no era p'a tanto el dolor.
Pero yo la quería, ¡
ay! cómo la quería,
nunca había querío tanto,
en mi vía.
Me salió un grano en la nariz
y toos de mí se reían,
andaba sin juerzas y sin ganas,
como una vaca paría.
¡Ay! me dieron tantos remedios;
que el asiento de agua fría,
que una varilla'e ciruelo,
que una friega con ortiga.
Por ahí de cía mi agüelo
que él conocía el remedio,
una rama'e canchenlagüe
y ponérmela entremedio.
Diaulazo el viejo y güeno p'a la talla,
se rió de mí dos meses,
después se murió, ¡malhaya!,
casi sin reconocerme.
Yo lloré por el agüelo,
lo quise tanto como a ella,
el amor es lo más güeno
cuando es de aentro p'ajuera.
Pero estuve enamorao,
igual que usté, igualito,
si hasta lipiria tuve, iñor,
y caminaba cortito.
Y a pesar de que me echaron
tallas por toos los laos,
viera que lo pasé lindo
cuando estuve enamorao.