Amanece, en el sur, como un milagro,
tras los picachos de la cordillera,
de este Chile pintado, flaco y largo,
en el extraño mapa de la tierra.
Una espesa neblina, color humo,
desde el fondo, azul, de la quebrada,
más allá una pájara zancudo
embellece sus plumas en el agua.
El hacha al hombro, leñador, el pueblo Unihue,
baqueano del cerro, el canto y el follaje,
hay que salir a buscar, otra vez, por sobre los colihues,
el alma del pellín fiero y salvaje.
Febrero es mes de sol, aquí, de verde claro,
de amanecer, cantando, con un güio,
es el tiempo de verse reflejado
como el zorzal en el espejo, limpio, de algún río.
Amanece, en el sur, como un milagro,
tras los picachos de la cordillera,
de este Chile pintado, flaco y largo,
en el extraño mapa de la tierra.