Llorando mi pena, como hacen los hombres, voy de barra en barra matando el pesar. En copas de olvido, sin caricias, sin vida, sin que nadie sepa mi amargo penar.
Mi llanto es el llanto que nadie se entera, lágrimas que nunca las podrán mirar. Lágrimas de hombre, que son más amargas, por estar condenadas a nunca brotar.