El viento me llama la atención,
acerca de su persona,
y me dice:
"¿Qué hay conmigo?
¿Acaso no soy yo,
el que llevo tus locos cantos
y tus presuntuosos poemas,
hasta dónde tú quieres?
¿Por qué tanta canción a la tristeza,
a la inmovilidad,
a la falta de vida,
a lo gris?
Qué fácil resulta decir, entonces:
Doy mis canciones, al viento,
como el pan y los peces,
para que este los multiplique, los reparta
y sean, de este modo,
el alimento vital, de los hombres
de este mundo.
No importa cual insulsa sea tu música,
o cuan lejos estés de aquel Equivocarse,
que es el jefe supremo, de estos días.
Tú sabes que yo voy.
Que jamás fallo.
Y confías, en mí, y entonces cantas.
Hoy exijo mi cuota de canto, personal.
La que me corresponde por derecho.
Por haber sido honrado obrero.
Laborioso colaborador,
de quien recibe los aplausos
y la dorada distinción,
para colgar, en el techo, o la pared
y mostrar, orgulloso, a los que nada saben
de este oficio.
Alguien canta:
"El viento es un delincuente,
que se escapó de su celda".
Es que jamás resultará factible,
poner, entre barrotes, el pensamiento libre
y detener mi vuelo de pájaro alado y silbador.
Yo vuelo y canto.
Compañero.
Hoy día estoy aquí y mañana estoy aquí.
Soy como la mirada del amor
de los seres humanos,
que habla, con los ojos,
el lenguaje inventado por Dios
y sólo para dos.
Yo soy el viento.
Dame tu copla, dulce,
para ponerla en los oídos
de la mujer amada.
Dame tu petición.
Tu ruego.
Tu exigencia.
Dame tu soledad
para pintarla con otra soledad,
para juntarla con otra soledad,
para unirla con otra soledad
y convertirla, así, en bella compañía.
Yo soy el viento.
Y te ordeno que cantes con mi voz
de fresca Primavera
y de blanca nube, blanca.
Mañana florecerá la rosa.
Mañana se secará el rosal.
Volverá a florecer y, las viejas palomas
que jamás se marchitan,
andarán por la plaza buscando la mano,
generosa, que las alimenta,
eternamente, de trigo, miga y luz.
Yo soy el viento.
Vengo desde el comienzo de los siglos
arrastrando el polvo de gastados caminos.
Yo soy el viento.
Nada más.
Yo soy el viento.
Nada más.