Hay una luz, rojiza, y un gato pardo,
un banano, del trópico y un buharro,
que de la noche, salen pintando a mano,
el paisaje, tan lógico del Verano.
De este Verano.
El verde mar, espuma, ola tras ola,
me trae los tesoros, de viejos Puertos,
donde anclaron, un día, la barcarola
del poeta de todos, que aún no ha muerto.
Aún no ha muerto.
Pasan las aves, raudas, rumbo hacia el Norte.
Alguien les dijo que allá está el Verano.
Y vuelan esperanzas, en forma de alas,
que van tomadas, alto, de muchas manos.
De muchas manos.
Quién pudiera alcanzarles su vuelo, vuelo,
para dejar, por fin, el duro suelo.
/La verdad que esta historia es de mentiras
y sólo pretendía ser un sueño.
Un dulce sueño/ bis.