En el nombre del cielo, os pido posada
pues no puede andar mi esposa amada.
Aquí no es mesón, sigan adelante
yo no debo abrir, no sea algún tunante.
No seas inhumano, tennos caridad
que el dios de los cielos te lo premiará.
Ya se pueden ir, y no molestar
porque si me enfado, os voy a apalear.
Mi esposa es María, es reina del cielo
y madre va a ser del divino verbo.
¿Éres tú José, tu esposa es María?
entren peregrinos, no los conocía.
Entren santos peregrinos, peregrinos, reciban este rincón
y aunque es pobre la morada, la morada, os la doy de corazón.
Cantemos con alegría, alegría, todos al considerar
que Jesús, José y María, y María, os vinieron a honrar. (Coro 3x)