Desnuda se sentía igual que un pez en el agua Vestirla era peor que amortajarla Inocente y perversa como un mundo sin dioses Alegre y repartida como el pan de los pobres No quise retenerla, de que hubiera servido Deshacer las maletas del olvido Pero no se que diera por tenerla ahora mismo Mirando por encima de mi hombro lo que escribo Le di mis noches y mi pan, mi angustia, mi risa A cambio de sus besos sin su prisa
Con ella descubrí que hay amores eternos Que duran lo que dura un corto invierno Conservo un beso de carmín que sus labios dejaron Impreso en el espejo de lavabo Una foto amarilla, un corazón oxidado Y esta del que añora la fuente del pecado Antes que la carcoma de la vida cotidiana Acabara durmiendo en nuestra cama Pagana y arbitraria como un lunes sin clase Se fue de madrugada, no quiso ser de nadie