Una batalla perdida antes de empezar
Diez horas de viaje para dos, volar...
Ver los rayos del sol llegando a la habitación
Volver a jurarte de nuevo esto se acabó
Los hoteles de paso sin pedigrí
Pisar de nuevo las tablas dispuesto a morir
Soñar con esa canción que luego nunca llegó
Veinte años después casi nada cambió
Noches de desenfreno, mañanas de ibuprofeno
Cantar siempre será el mejor veneno
Tener vocación masoquista, también de malabarista
Nunca decir adiós, siempre hasta la vista
La bendita locura de ser Peter Pan
Los dolores de huesos al despertar
Saltar siempre sin red
Brindar sin tener sed...
Y un saco de secretillos que no contaré
Noches de desenfreno, mañanas de ibuprofeno
Cantar siempre será el mejor veneno
Tener vocación masoquista, también de malabarista
Nunca decir adiós, siempre hasta la vista
Los amigos ausentes, las resacas homicidas
El cartel de no molesten, las malditas despedidas
Las ojeras en el alma, el menú de la cuneta
Los aeropuertos sin calma, despegar en furgonetas
El teléfono que arde, las cortinas asesinas
Llegar a todo tarde, no conocer rutina
Olvidar todos los nombres, reconocer alguna cara
Y con un mucho de suerte llegar ileso a casa
El oficio que te escoge, el veneno que te atrapa...
Noches de desenfreno, mañanas de ibuprofeno
Cantar siempre será el mejor veneno
Tener vocación masoquista, también de malabarista
Nunca decir adiós, siempre hasta la vista