No, no sigas, la historia de sobra la sé. No, no insistas, de nuevo mentir, para qué. Una tarde que estás deprimido, que te sientes vacío de pronto, necesitas cambiar de mujer. No, no sigas, la historia de sobra la sé. No, no insistas, te voy a contar cómo fué. Tú, con tus aires de hombre de mundo, el mechón despeinado en la frente... ella es siempre quién tiende la red. No, ni siquiera dirás cómo ha sido, tu intención fue invitarla a una copa, pero fueron pasando las horas,
y la noche acabó en un hotel. No, no sigas, la historia de sobra la sé. No, no insistas, de nuevo, mentir, para qué. Tú, sólo tú puedes ser vulnerable, y yo tengo que estar a tu lado y saber perdonar, comprender... Yo, que me pides paciencia y ternura, que contenga mis nervios adversos, cuando vuelves de tus aventuras, y prometes que no habrá otra vez. No, no sigas la historia de sobra la sé. No, no insistas, de nuevo mentir, para qué.