Ay, de nadie, Mi mare me enseñó a mí A no fiarme de naide, Pero me fié de ti, Quien no aprende de su mare Lo enseña el mundo a vivir. Las cuatro esquinas,
Con un hombre arrepentío Yo jugué a las cuatro esquinas, Y el juego se ha convertió En mi corona de espinas, Probe del corazón mío.