Me torturé sin ti y entonces te busqué
por los caminos del recuerdo
y en el pasado más lejano
te agitabas por volver
y por librarte de ese infierno.
Y se arrastró hasta mi
tu vida sin amor,
con su dolor y su silencio,
y disfrazamos un pasado
que luchaba por querer volver.
Y fuiste tu
la que alegró mi soledad,
quien transformó en locura
mi pasión y mi ternura
y en horror mis horas mansas.
Tu, mi tango triste, fuiste tu
y nadie existe más que tu en mi destino
y hoy te haz hecho a un lado en mi camino
y es muy tarde ya, para volver
llorando atrás y contener la angustia,
que por mustia duele mucho más.
Se desgarró la luz
y enmudeció mi voz,
aquella noche sin palabras,
al ver que tu alma estaba ausente
y a tu lado siempre yo
como una cosa abandonada.
Y se arrastró hasta ti,
la sombra de otro amor
y otra voz que te llamaba
y me sumiste en un pasado
que luchaba por querer volver.
Bis III y IV