Hoy vino el patrón y nos dejó su niño Casi tres horas Nos dejó su niño. Indefenso, sonriente y millonario, Un angelito gordo y sin palabras. Lo sentamos allí, Frente a la máquina Y él se puso a romper su patrimonio. Como un experto desgarró la cinta
y le gustaron efes y comillas. Nosotros, satisfechos como tías, dejamos que haga y que deshaga. Por suerte ya la máquina está rota. Después de todo, el niño es un encanto. Sólo dice "Papá". En diciembre dirá "Está despedido, no sea idiota"