Nacha: Adelante, caballeros. Tomen asiento por ahí, donde les parezca. Los más petisos adelante, ¿lo ven bien todos?. Alberto: ¿No la conocen, la canción? Sí, ¿No? Niños: Yo no la conozco. Yo tampoco Alberto: ¿No? Bueno. Les digo una partecita que tenemos que cantar y es así... Nacha: Primero escuchamos un poquito... Alberto: O sea... Y con las nuevas matemáticas dejemos las ideas esquemáticas y son tan simples, pero tan simples, que sólo un niño las puede aprender ¿Ven? ¿Se acuerdan? Nacha: Vamos, ¿probamos una vez? Alberto: ¿Vamos a probar una vez? Más lenta la hacemos, despacito. Nacha: Sí. ¿Vamos? Nacha, Alberto y niños: Bien por las nuevas matemáticas dejemos las ideas esquemáticas, si son tan simples, pero tan simples, que sólo un niño las puede aprender Alberto: ¡Muy bien! Bueno. Nacha: ¿Lo probamos otra vez? Alberto: Sí, ¿Sí? Bueno, lo probamos otra vez. Nacha: Si lo fijan, ¿eh?. Acuérdense que la partecita viene siempre después de... de pedirse el resultado final. Niños: ¿Y al principio no? Alberto: Vamos. Uno Nacha: ¿Cuánto es?... Muy bien Nacha, Alberto y niños: Y con las nuevas matemáticas dejemos las ideas esquemáticas, si son tan simples, pero tan simples, que sólo un niño las puede aprender Alberto: Muy bien Nacha: Ahora está mucho mejor. Lo único vamos a tener que tratar de arrancar todos juntos Alberto: Bueno Nacha: Por lo menos nosotros dos Alberto: Bueno, no importa... yosdoylaosicuandoqueyoloque (o algo parecido) cuando yo hago así entran, ¿no? Nacha: Y arrancamos también... a ver dónde está... ahí está el puntero, ¿lo vieron? Niños: Ahí Nacha: Ahí está. Bueno, entonces, como les estaba explicando, el objeto de hacer esta... esta canción es que, seguramente, los padres de muchos de ustedes, en estos últimos años, no los han podido ayudar en los deberes de matemática por culpa de esa revolución que hubo en la enseñanza y que se conoce bajo el nombre... ustedes la conocen bajo el nombre de ¿qué? Niños: Matemática moderna Nacha: Matemática moderna. Eso es. Bueno, entonces, nosotros pensamos que, como servicio público, en realidad se debía dar en este disco una lección para los padres de esa matemática. Así que vamos a tratar de hacerlo, vamos a hacer una operación de sustracción, es decir, de resta. Trescientos cuarenta y dos menos ciento setenta y tres. Y es conveniente tener en cuenta que, en este nuevo enfoque, como ustedes ya muy bien lo saben, lo más importante no es obtener el resultado correcto, sino entender bien lo que se está haciendo. Así que así es como se hace ahora: No se le puede restar tres a dos, porque dos es menos que tres. Pasaremos al cuatro en lugar de las decenas que nos da cuatro dieces, entonces, convertimos en tres dieces, reagrupamos y cambiamos el diez por diez unos, sumamos el dos, para poder tener doce, restamos tres, que es igual a nueve. ¿Está claro? Muy bien. Bueno, ahora en vez de cuatro en el lugar de las decenas hay un tres, porque le quitamos uno, o sea diez al dos, pero no es posible restar siete a tres y tenemos que ir a las centenas. Después, del tres usamos uno para hacer diez unos. ¡Ah! Y ¿saben por qué cuatro más nueve es uno más diez y catorce menos uno... ¡Ah!, porque la suma es conmutativa. Y es así como tenemos trece dieces. Le restamos siete y eso nos da cinco.
Niños: No, seis Nacha: Ay, sí, tienen razón, perdonen. Bueno, pero lo que importa aquí es la idea. Bueno, pues volvemos al tres en el lugar de las decenas que dejamos con dos, le restamos uno y eso nos da... a ver, ¿cuánto?, ya que saben tanto... Niños: Una Nacha: Ah, muy bien. No está mal por ser la primera clase, ¿eh?. Nacha y niños: Bien por las nuevas matemáticas dejemos las ideas esquemáticas, si son tan simples, pero tan simples, que sólo un niño las puede aprender Nacha: ¿Saben una cosa? Ay, no... ¿ven este resultado? ¿ciento sesenta y nueve? No es el que yo esperaba. Porque en el libro del que saqué el cálculo dice que hay que hacerlo con base ocho. Y lo vamos a hacer con base ocho. Pero no se asusten, porque la base ocho es tan simple como la base diez. Sobre todo si a algunos de ustedes les faltan dos dedos. Bien, sigamos. No se le puede restar tres a dos, porque dos es menos que tres. Pasaremos al cuatro en el lugar de las octavas, que nos da cuatro ochos, entonces convertimos en tres en ochos, recuperamos y cambiamos el ocho por ocho veces uno, sumamos al dos y tenemos un dos base ocho, que aquí es base diez, se le restan tres y da siete. ¿Estamos? Bien, ahora que del cuatro en lugar de las octavas hay un tres porque le quitamos uno, o sea ocho al dos, pero no es posible restar siete al tres y tenemos que ir al sesenta y cuatro. ¿Sesenta y cuatro? ¿Y cómo apareció el sesenta y cuatro allí? Niños: Ocho al cuadrado Nacha: Hhaa, hhaa... ¡Muy bien! Bueno, después del tres usamos uno para hacer ocho unos y entonces tenemos un tres base ocho, que en realidad es once base diez, le restamos siete y once menos siete es cuatro y volvemos al tres que dejamos con dos le restamos uno y eso nos da, a ver ¿cuánto? Niños: Uno Nacha: ¡Pero qué maravilla! ¡Muy bien! Nacha y niños: Que con las nuevas matemáticas dejemos las ideas esquemáticas, si son tan simples, pero tan simples, que sólo un niño las puede aprender. Nacha: Bueno, dígale a sus señores padres que, en el próximo disco, les vamos a enseñar, con la misma simplicidad, quebrados. Nacha: Muy bien