mortuoria tu enfermedad, divaga tu cuerpo muerto emana la necedad nauseabundos sentimientos glorificado en tu barro te declamas tan sublime pesa en ti la soledad, tan sólo hablas con el viento. arde en mi sangre tu mal, no me alivia ya el encierro. no apaciguan el dolor ni la distancia ni el tiempo mis heridas, mi rencor, mis oscuros pensamientos enraizados en mi ser, lacerándome en su abismo ya no hay paz dentro de mí, la ira obtura mis sentidos.
arde en mi sangre tu mal, no me alivia ya el encierro busco en dolor el final, hundir mi odio en tu cuerpo ciega y convulsa afección, vástago pútrido en mi alma. no soporto la presión resistiendo este tormento brota en mí ya sin control una malsana obsesión las palabras en tu voz cortan con fría arrogancia se pudren en tu interior. arde en mi sangre tu mal, no me alivia ya el encierro. busco en dolor el final, hundir mi odio en tu cuerpo.