Yo supuse que la niebla te había retrasado,
te esperé en la parada con los dedos medio helados.
Me moría por las ganas de entrar en tu calor,
me moría por las ganas de meterme en tu colchón.
Y tú te retrasabas, era normal.
Seguro que tu fuerte no era la puntualidad.
Isabel, Isabel.
Seguro que tú fuiste quien hizo cara a Lucifer.
Isabel, Isabel.
Eres la droga mas fuerte que yo pueda conocer.
Te esperé durante horas pero no venías,
un señor me recitó todo el libro de Jeremías,
yo que hubiera preferido el libro de Job.
Seguro que aquello era un castigo del Señor.
Y tú te retrasabas, era normal.
Seguro que tu fuerte no era la puntualidad.
Isabel, Isabel.
Seguro que tú fuiste quien hizo cara a Lucifer.
Isabel, Isabel.
Eres la droga mas fuerte que yo pueda conocer.
Y tú te retrasabas, era normal.
Seguro que tu fuerte no era la puntualidad.
Isabel, Isabel.
Seguro que tú fuiste quien hizo cara a Lucifer.
Isabel, Isabel.
Eres la droga mas fuerte que yo pueda conocer.
Hay, quien tuvo que dedicarme semejante marranada,
te fugaste con un tío de pelas a Navacerrada.
(¡qué guarra!)
Primero no entendí, mas luego ví la razón,
seguro que aquel tío esquiaba mejor que yo.
(¡échale!)
Y tú te retrasabas, era normal.
Seguro que tu fuerte no era la puntualidad.
Isabel, Isabel.
Seguro que tú fuiste quien hizo cara a Lucifer.
Isabel, Isabel.
Eres la droga mas fuerte que yo pueda conocer.
Isabel, Isabel.
Seguro que tú fuiste quien hizo cara a Lucifer.
Isabel, Isabel.
Eres la droga mas fuerte que yo pueda conocer.