Érase una canción compuesta por un señor
que juntó las palabras con mimo
y su esfuerzo no escatimó
Érase una canción compuesta para una audiencia
de dos, o de dos millones,
o toda la población
Esta canción hablaba de algunas importantes ban*lidades
Puede que no fuera la mejor, pero cuando sonaba vibraba el aire
Y el aire logró filtrarla a través de cuarenta urracas parlantes
Y así se ahorró engrosar un rosario de truños horripilantes
Reservó su semilla latente para un poco más adelante.
Nuestra amiga tuvo calor, y el aire, amable, sopló
y la llevó a bañarse al mar.
Allí la depositó.
Y ella nadó y con las olas bailó
tarareando una prima suya, y de pronto vio
aletas de tiburón
Procedían de oscuras madrigueras blandiendo fajos de billetes
Sus mandíbulas imponentes sólo eran comparables con su sordera
"Acompáñanos", dijeron, "a visitar las profundidades.
Tendrás muchas estampitas, tus sueños serán realidades"
"Pues mirad, llevo un poco de prisa: no quiero morirme de risa"
Y asi, tras un nuevo soplo de aire,
llegó volando a la playa nuestra tonada
y se puso a tomar el sol
Se vio rodeada por un sinfín
de cangrejos extraños con larga lengua manchada
de tinta de calamar
Caminaban de lado y de mala manera porque no sabían por dónde era
llevaban gafas de un dedo de ancho que no podían con su ceguera
"venimos a hablar de ti",dijeron,"cántanos tus vivencias,
que así dictaremos sentencia y diremos si es lícita tu existencia".
"Pues disculpen sus eminencias, me dispongo a brillar por mi ausencia"
Cansada de tanto ajetreo,
asustada, desconfiada, pidió a su fiel transportista
un último favor:
"Llévame allí donde esté
aquel tipo que un día me dio la vida
desde sus tripas: la madre que me parió"
Y así regresó y se ganó el más cálido recibimiento por ser quien era
"anda, vente a tocar conmigo la armónica, espasmódica compañera
y cuéntame dónde has estado mientras soñaba con tu regreso"
"No pienso volver a marcharme, así que mejor no hablemos de eso:
aunque mueras conmigo de hambre, morirás con el rabo tieso.