El está tranquilo
mirando en la ventana las nubes
que vienen y se van.
Y afuera es un suburbio,
y los niños gritan siempre,
y al lado hay alguien que se fue.
De pronto sale a ver el sol,
y no saludará.
El todos los lunes
se va a Beguerí.
Nadie sabe a quien busca,
o si tiene familia en el aire.
En eso pasa ella
(que sabe que le gusta)
y sabe que al pasar la mirará.
Y pasan otras cosas,
y hay ruidos en un techo,
y ella al doblar desaparecerá.
(Siempre esa forma de saber,
forma de olvidar... )
La calle está sucia
y hay un cierto color,
y se escucha que un freno
pasó por encima de algo.
Y hay un chequeo en el espejo
ni bien entra,
y una mancha en su retina
que quedó...
Su deseo es una ciénaga dorada
en la que nunca se hunde...
Y hay un registro de su cuerpo ni bien pueda,
y una mano que insinúa más allá...
Su deseo es una ciénaga dorada
en la que nunca se hunde...
El aire lleva
la esperanza de perder
el sentido de aquello
que se va ( nena )
Y solo su alma enferma se figura atrás,
atrás de los muros,
de aquello que vendrá... oh!