En el espejo de un sueño
se miran Luis y su mujer.
Sin esperanza y con miedo
se arrastran a la vejez.
Nos marcharemos muy lejos, dice,
y nadie nos encontrará.
En el juego de la vida
nunca estoy donde hay que estar.
No te hagas ilusiones,
el infierno no es gran cosa
Del paraíso no hablo:
nunca estuve en esa fosa.
Siempre hay algo amargo
al final del camino
En el bosque de la noche
cae la lluvia travesera del destino
Trae el humo negra noche,
más espeso del infierno
Que mi cuchillo no vea
el trabajo que está haciendo.
Era una noche de invierno
de llover, cerrado y duro
cuando dos almas en pena
se desterraron del mundo.
No te hagas ilusiones
el infierno no es gran cosa
Del paraíso no hablo:
nunca estuve en esa fosa.
Traigo buenas noticias,
no espero regresar jamás
Mi alma es agua estancada,
te lo juro que es verdad.