María mastica pedazos de pan de ayer. Manteca y azúcar, con una taza de té. Afuera los pibes planean hipnotizar a dos vendedores de rifas en el zaguán. Y allí van, detrás de los santos cantado y en procesión. Francisco enciende y apaga el encendedor. Su mujer aún duerme y esa mañana changas no hay. La fábrica sigue cerrada y el alquiler, se ha transformado en su única preocupación. Y allí van, detrás de los santos cantado y en procesión. Nunca nada será como la primera vez. Nunca nada será.
Como la primera vez. como la primera vez. En el piso de arriba los de la organización cortan la colombiana en papeles color de sol. La Yuta que todo lo sabe y espera su comisión le pide los documentos al tipo del auto azul. Un puntero de barrio ofrece a viva voz, diez mangos por ir el Domingo a la plaza en un camión. Evita y Guevara cruzan descalzos el callejón pero hay tanto ruido en el barrio que nadie los puede ver. Y allí van, detrás de los santos cantado y en procesión.