Eres como un calendario,
un tanto estrafalario,
objeto de anticuario
tallado en marfil.
Esa cara de inocencia,
aparente decencia,
más bien truculencia,
más bien desamor,
tu mala conciencia
que al fin se liberó.
Hablas como un gran profeta
hacia la meseta,
con aires de líder
decides sí o no,
con aires de líder
nunca pides perdón.