El verano se fue
pero tú llegaste a mí,
furioso el viento del norte
ruge helando todo,
mas a mí no me importa
teniéndote a mi lado,
tu dulce y cálido aliento
protege mi reposo.
Aunque el bosque esté desnudo
y los pájaros no canten,
(Menos algún pajarraco que canta).
aunque el día sea más corto
y los campos estén blancos,
desde el momento en que te vi
para mí ya es primavera,
mi corazón se ha desbocado
y eres tú la que me altera.
Eres un hada, eres un duende,
eres la diosa de las flores.
Has disipado todas mis brumas,
llenas mi vida de mil colores.
-Sí, mis cuates, así era aquella chava que conocí en la floristería.
-¿Era cálida? ¿Era cálida?
-¿Cálida? Era pura catalítica.
-Ajuya.
-Éntrale, torpón, éntrale.
1993 M. Sanz de Acedo, J. Oria