Un gigante de ojos azules amaba a una mujer pequeña que su sueño era una casita pequeña como para ella que tuviera en su frente un jardín un jardín con madreselvas. Un gigante de ojos azules amaba a una mujer pequeña que muy pronto ya se ha cansado de tan desmesurada empresa que no terminaba en jardines jardines con madreselvas.
Adios ojos azules, dijo, Y con gracia muy voltereta del brazo de un enano rico entró en la casita pequeña que en el frente tenía un jardín un jardín con madreselvas. El gigante comprende ahora que amores de tanta grandeza no caben ni siquiera muertos en esas casas de muñecas que en el frente tienen jardines jardines con madreselvas.