Como un perro apaleado lucha por llegar,
está pintado
negro de carbón y negro de desengaños,
el viejo tren.
Mezcla de dolor y fuego ruge en la estación
con su silbato
negro de carbón y negro de desengaños
el viejo tren.
Le veo pasar
los ojos de mil ventanas
y unas mejillas tempranas dejarán
en el cristal el aliento,
jugando con el silencio,
jugando con el lamento del tren,
que ya llegó a la estación.
Le ven pasar
cargado de amaneceres
cargado de menesteres
que guardará en un vagón.
Ya llegó el último viaje para el viejo tren
y abandonado
duerme su vejez y llora sus desengaños,
en un andén.
Le ven llorar
los ojos de mil ventanas
y unas mejillas tempranas dejarán
en el cristal el aliento,
jugando con el silencio,
jugando con el lamento del tren,
que ya murió
en un andén.
Que ya murió
en un andén