La única estrella
que tiene mi cielo
se está borrando.
La nube negra
de mi desgracia
poquito a poco la va tapando.
Y, aunque yo quiera
que no se vaya,
ya es mi destino jamás mirarla.
Quién me lo manda:
poner los ojos
en una estrella que está tan alta.
La única estrella
que tiene mi cielo
se está perdiendo.
La nube negra
de mi desgracia
poquito a poco la va cubriendo.
Y, aunque yo quiera
que no me deje,
ella se aleja mientras yo grito.
Quién me lo manda:
poner los ojos
en una estrella del infinito.