La única estrella que tiene mi cielo se está borrando. La nube negra de mi desgracia poquito a poco la va tapando. Y, aunque yo quiera que no se vaya, ya es mi destino jamás mirarla. Quién me lo manda: poner los ojos en una estrella que está tan alta.
La única estrella que tiene mi cielo se está perdiendo. La nube negra de mi desgracia poquito a poco la va cubriendo. Y, aunque yo quiera que no me deje, ella se aleja mientras yo grito. Quién me lo manda: poner los ojos en una estrella del infinito.