A la luz de las estrellas empuñaba su guitarra. Le cantaba a las botellas: el alcohol lo apasionaba. José Manuel "El Borrego", Jiménez de apellidaba. Lo quería mucho su prieta: Marcelina se llamaba. Cuando se iba de su casa, ella siempre lo buscaba. Pero él tenía un escondite donde nadie lo encontraba Cuando estaba en las cantinas no sentía ningún dolor. Por cuatro copas queridas dejaba al más grande amor.
El borrego no era tonto porque siempre se cuidaba. Pero un día que vino Reyna a invitarlo a la parranda, cuando llegó Marcelina, José la tenía abrazada. Lo mató por su cariño y él ya no le dijo nada. Cuando Reyna y sus amigos gritaron "¡Aquí no hay nada!", ella se cubrió de llanto pero se guardo una bala. Cuando estaba en las cantinas no sentía ningún dolor. Por cuatro copas queridas dejaba al más grande amor.