Voy en este vuelo transoceánico oyendo tus versos melancólicos, dejando que el sonido de tu voz te traiga, así, del modo más enérgico. Me regalaste tus somníferos, me diste tu oráculo sintético, extraño método de ahogar la sed, aquí, lejos de tu lágrima. Y uno no recuerda hasta que punto nació para eso,
ni todo el amor al que puede tener acceso. Nada parece pasar página a este anhelo, todo menos lánguido. ¿Cual es la lógica de que se abra para mí tu boca tan magnífica? Dame calma y dame vértigo, ven a llenar mis pocas horas lúcidas, extraño método de ahogar la sed, aquí, lejos de tu lágrima.