Corre, dijo la tortuga, atrévete, dijo el cobarde, estoy de vuelta dijo un tipo que nunca fue a ninguna parte, sálvame, dijo el verdugo, se que has sido tu dijo el culpable. No me grites, dijo el sordo, hoy es jueves, dijo el martes, y tu no te perfumes con palabras para consolarme, déjame solo conmigo, con el íntimo enemigo que malvive de pensión en mi corazón. El receloso, el fugitivo, el más oscuro de los dos, el pariente pobre de la duda, el que nunca se desnuda si no me desnudo yo, el caprichoso, el orgulloso, el otro, el cómplice, el traidor. A ti te estoy hablando, a ti, que nunca sigues mis consejos, a ti te estoy gritando, a ti, que estas metido en mi pellejo, a ti que estás llorando ahí, al otro lado del espejo, a ti, que no te debo, mas que el empujón que anoche, me llevó a escribir esta canción. No mientas, dijo el mentiroso,
buena suerte, dijo el gafe, ocúpate del alma, dijo, el gordo vendedor de carne, pruebame, dijo el veneno, ámame como odian los amantes. Drogas no, dijo el camello, cuanto vales, dijo el gangster, a punto de rendirme estaba, a un paso de quemar las naves, cuando al borde del camino, por dos veces el destino me hizo un guiño en forma de labios de mujer. ¿Nos invitas a una copa?, yo te secare el sudor, yo te abrazare bajo la ropa, ¿Y quien va a dormir conmigo?, Ni lo sueñes, contestó, una indignada, y otra encantada, no dijo nada y sonrió. A ti te estoy hablando, a ti, que nunca sigues mis consejos, a ti te estoy gritando, a ti, que estas metido en mi pellejo, a ti que estas llorando ahí, al otro lado del espejo, a ti, que no te debo más que el empujón que anoche me llevó a escribir esta canción.