No le ofrecí la luna, le dijo sólo quédate conmigo, no hay fortuna, que valga el corazón que te daré, ella dudó un momento y luego contestó que sí pero sin juramentos que no vas a saber después cumplir. Y si de verdad me amas no habrá casorio para que con dos en una cama sobran testigos, cura, y juez, y viviremos lejos del traófico y la polución, mejor llegar a viejos a la sombra de algún sauce llorón. Le regalé un anillo de quita y pon que unen sin atar, y levanté un castillo de arena fina junto al mar, sus dos hijos dudaron entre el dinero y el saber, llamaron al primero Caín y al benjamín Abel. Lo leí, lo soñé, lo viví, lo inventé, mi cuento de momento empieza bien.
A Abel lo liquidaron y el crimen nunca se aclaró, apenas se quedaron sólo, ya, Caín y su ambición, montaron un negocio en el terrenito de papá. Menudo par de socios. Caín demoliciones SA Hicieron del castillo un bodrio de urbanización, aquel edén sencillo se llama ahora Nueva York. Los dos viejos se hospedan en un hogar de la tercera edad, el hijo que les queda les manda mazapán por Navidad. Lo conté tal cual fue, como haré que al final los cuentos que yo cuento acaban tan mal. Do, re, mi, mi, fa, sol, fa ,sol, la. Los cuento que yo cuento acaban fatal. No soy yo, obladí, obladá, los cuentos que yo cuento acaban so bad. Colorín, colorao, el cuento que yo cuento se ha acabao.