Estábamos en lo mejor cuando sonó el despertador como un jarro de agua fría. El vino dulce del placer se avinagró sobre tu piel y la mía. De nueve a dos, de cuatro a seis, yo, que he nacido para rey trabajando por dinero... ¿Y si te quitas el jersey y nos sacamos otra ley del sombrero? Diles que no piensas fichar, pon el reloj a la hora de los locos de atar.
El lunes es el día peor, bailar con un ordenador el bolero del masoca. Volviéndole la espalda al mar, sin un mal beso que leevarse a la boca. La fuerza de la gravedad del cielo nos exiliará cuando subas la persiana... ¿Por qué no hacemos el amor y tiras esa ropa por la ventana? Diles que no piensas fichar, pon el reloj a la hora de los locos de atar.