La noche que Guillermina no contenta con la patria potestad y el ático en Concha Espina, quiso el Volvo en propiedad, tirado en una cuneta me desperté, a dos leguas de El Café, con una maleta al hombro llena de escombros y un bollo de pan de ayer. "Le hemos echado de menos" me dijo el bueno del barman que me sirvió, vaso largo y con limón, la misma copa de ron que, el lunes va a hacer un año, me dejé en el mostrador. Después de pagar dos rondas (tres, contando la del baño) recuperé, entre la condesa y Julio. mi escaño de contertulio, mi carné de fundador de la mesa más redonda de El Café de Nicanor. Estaban Gámez el astronauta, Gastón el flauta, Mari la tetas, el novillero poeta con su mujer, el pobre don Agapito y un camellito sin dientes paisano de un primo hermano de algún pariente lejano de Ana Belén. Asociado en sociedad
con tales socios, se pueden imaginar que los amores van mal, la salud ni fu ni fa y no van bien los negocios. Se nos sube a la cabeza la espuma de una tristeza crepuscular, el óxido de los días, las utopías con hielo, el azul galimatías del cielo según san Juan, un calcetín con tomate y eL último disparate de Nicanor, que cuando le preguntaron si había estado enamorado, como es un hombre sincero, "yo, no señor -contestó-, yo siempre fui camarero". Estaban Gámez el astronauta, Gastón el flauta, Mari la tetas, el novillero poeta con su mujer, el pobre don Agapito y un camellito sin dientes sobrino de un primo hermano de algún pariente asturiano de Víctor Manuel. Asociado en sociedad con tales socios, se pueden imaginar que los amores van mal, la salud mejor ni hablar y no van bien los negocios.