No te dejará dormir este estrépito infinito
Que intenta llenar los días de tinieblas y enemigos.
Una estruendosa jauría se empeña en hacer callar
Las preguntas, los matices, el murmullo de ojalás.
Ruido de patriotas que se envuelven en banderas,
Confunden la patria con la sordidez de sus cavernas.
Ruido de conversos que, caídos del caballo,
Siembran su rencor perseguidos por sus pecados.
Si se callase el ruido
Oirías la lluvia caer
Limpiando la ciudad de espectros,
Te oiría hablar en sueños
Y abriría las ventanas.
Si se callase el ruido
Quizá podríamos hablar
Y soplar sobre las heridas,
Quizás entenderías
Que nos queda la esperanza.
Ruido de iluminados, gritan desde sus hogueras
Que trae el fin del mundo la luz de la diferencia.
Ruido de inquisidores, nos hablan de libertades
Agrietando con sus gritos su barniz de tolerantes.
Nunca pisa la batalla tanto ruido de guerreros,
Traen de sus almenas la paz de los cementerios.
Háblame de tus abrazos, de nuestro amor imperfecto,
De la luz de tu utopía, que tu voz tape este estruendo.
Si se callase el ruido
Oirías la lluvia caer
Limpiando la ciudad de espectros,
Te oiría hablar en sueños
Y abriría las ventanas.
Si se callase el ruido
Quizá podríamos hablar
Y soplar sobre las heridas,
Quizás entenderías
Que nos queda la esperanza.